Una vez la masa haya fermentado se retira del bol y se amasa unos 2 minutos para retirarle el aire.
Luego se divide en 6 porciones lo más similares posible. Yo he usado una báscula de cocina para medirlos.
Se bolea cada porción y se colocan sobre una bandeja preparada con papel de hornear.
Inmediatamente se toman las porciones de pasta de azúcar y se colocan entre dos trozos de papel de horno y con un rodillo se estira de manera circular. (ver notas 4)
Si queda muy irregular o grande se puede usar un cortador de galletas de 10cm para cortar un círculo que luego se colocará sobre uno de los bollitos de masa en la bandeja.
Se va haciendo este proceso hasta cubrir las seis porciones de masa que serán nuestros panes.
Una vez cubiertas todas se hacen cortes superficiales en la pasta, sin llegar al pan. Los cortes pueden ser en forma de concha marina, líneas paralelas o cuadrados.
Se cubren los panes y se dejan reposar aproximadamente 1 hora o hasta que dupliquen su volumen.
Cuando hayan fermentado, se enciende el horno a 180°C / 350°F.
Una vez esté caliente, se llevan los panes a hornear durante 18 minutos. Se sabe que están listos cuando se vean dorados entre los espacios de la pasta de azúcar y el aroma a pan se perciba fuera del horno.
Al sacarlos del horno se dejan reposar unos minutos en la bandeja y luego se transfieren a una rejilla hasta que enfríen completamente.