Cortar la mantequilla en cubitos y llevar al congelador por 10 minutos.
En caso de no usar Buttermilk, hacer el sustituto y dejar reposar 10 minutos.
En un bol grande tamizar la harina, el polvo de hornear, el bicarbonato de sodio, la sal, el azúcar, el polvo de paprika y el ajo en polvo. Mezclar brevemente.
Agregar la mantequilla bien fría a los ingredientes secos y con un cortador de repostería o con dos cuchillos cortarla en la harina hasta que tenga la textura de arena gruesa.
Agregar el romero y el queso, mezclar.
Agregar la mayor parte de la buttermilk, dejando un par de cucharadas sin agregar.
Mezclar hasta obtener una masa completamente hidratada y pegajosa.
Transferir a la mesa de trabajo bien enharinada y cubrir con más harina.
Sin amasar mucho procurar formar un disco de aproximadamente 20 a 22cm de diámetro.
Con un cortador de galletas redondo de 6cm ir cortando los biscuits e irlos colocando en una bandeja con papel encerado. (ver notas 2)
Volver a recoger el sobrante de masa y hacer otro disco mas pequeño igual de grueso que el anterior para seguir porcionando los biscuits.
Una vez se tengan todos, llevar al refrigerador mientras se precalienta el horno a 210°C / 410°F.
A la buttermilk restante agregar un huevo y mezclar.
Cuando el horno esté caliente, sacar los biscuits del horno y acomodar en la bandeja de manera que tengan espacio entre sí para crecer. Si no caben todos, hornear en dos tandas.
Pincelar con la mezcla de huevo y buttermilk y llevar al horno por aproximadamente 10 minutos. (ver notas 3)
Al sacarlos del horno dejar reposar un par de minutos y transferir al plato donde se vayan a servir.